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¿Y si fueras tú? se despide 

Con motivo de nuestra despedida de campaña, el pasado jueves 23 de mayo, organizamos junto al Aula Cultural de Cine de la Universidad de La Laguna un cine fórum sobre el bullying.

El evento, de entrada libre, tuvo lugar a las 19.00 horas en los Multicines Tenerife, donde en la sala número 1 se proyectó la película Wonder (2017). Posteriormente, debatimos junto a numerosos expertos sobre este problema que está tan presente en la sociedad actual.

Desireé Martín, redactora de Periodismo ULL, publicó en el diario una noticia con vídeo sobre el acontecimiento. Si quieres leerla, haz clic aquí

El equipo de ¿Y si fueras tú? agradecemos a todas las personas que nos han acompañado desde el principio en esta aventura por su gran apoyo.

¡Gracias a todxs lxs que nos ayudaron en este proyecto que poco a poco se fue haciendo real!

A pie de calle

La semana pasada nos trasladamos a algunas calles de Santa Cruz y La Laguna para hacer preguntas sobre el bullying a los ciudadanos. De la misma forma lo hicimos en el Campus de Guajara.

 

Además, la mayoría de personas se hizo una foto para nuestra campaña en redes.

 

Y tú, ¿cuánto sabes sobre el acoso escolar?

Taller escolar contra el bullying

El pasado 17 de mayo algunos integrantes de '¿Y si fueras tú?', acompañados por Alba Andreu y Alba Pérez, dos psicólogas de la Asociación Canaria No al Acoso Escolar (ACANAE), impartieron un taller sobre el bullying en una clase de cuarto de primaria del CEIP Maximiliano Gil, en Tacoronte. 

Entrevista Margarita Permone

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El acoso escolar es un fenómeno que, en ocasiones, es difícil de detectar. Margarita Permone, Coordinadora de convivencia de la Dirección General de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa, nos da algunas claves para poder reconocerlo y actuar sobre él.

¿De qué se encarga exactamente este servicio que ustedes prestan?

"Yo formo parte de lo que es el equipo coordinador de convivencia de la Dirección General de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa y en este equipo lo que hacemos es abordar todos los aspectos de la convivencia escolar que se dan en los centros de Canarias. Tenemos una parte del equipo que se dedica a la promoción de la convivencia positiva, otra parte del equipo que trabaja en el apartado de la convivencia comunitaria, donde con educadores sociales propiciamos la interacción entre centros educativos e instituciones municipales, otra parte trabaja la mediación y un ultimo sector en el que trabajamos el acoso escolar".

En caso de conocerse la existencia de acoso escolar, ¿qué medidas recomiendas llevar a cabo?

"Pues la medida que se le recomienda a todo el mundo conoce un caso de este tipo es ayudar. Cualquier persona, cualquier profesional que detecte un caso de acoso tiene que ayudar en la medida de sus posibilidades. Ahora bien, lo que es realmente difícil es diferenciar lo que puede ser acoso de lo que no lo es. Entonces, si ya se sabe perfectamente que es una situación de acoso, pues recomendamos ayudar, proporcionar un contacto… Si es en el centro escolar pues la dirección tiene que activar el protocolo y si la familia no lo comunica a la dirección del centro lo puede hacer a través de un servicio externo que se llama SPCAE. En este sentido, hay que tener en cuenta que el acoso escolar tiene una característica y es que se trata de un fenómeno muy invisible y por lo tanto se puede confundir con cosas que no son acoso…"

¿Y qué es acoso?

"Para que se de un caso de acoso tienen que cumplirse al menos tres criterios. Uno de ellos es que sea repetido en el tiempo, también tiene que darse otra característica y es que ha de ser muy específico, es decir, una persona que agrede a otra concretamente y no lo hace con el resto de compañeros y por último se tiene que producir un desequilibrio de poder. Cuando hablamos de alumnos, los dos alumnos o alumnas, en principio, tienen el mismo poder, pero se va conquistando ese poder y entonces se acaba generando una situación descompensada de dominio y sumisión".

¿Entonces dirías que hay un perfil determinado de acosadores?

"Pues cuando se empezó a trabajar el tema del acoso escolar, más o menos por los años setenta y ochenta, sí que se investigó muchísimo en el perfil de los acosadores. Sin embargo, investigaciones posteriores ya han revelado que el perfil es mucho más variado. En un principio se hablaba de niños y niñas impulsivos, con falta de autoestima, con estilos agresivos…. Y es verdad, a veces se dan esas circunstancias, pero puede haber también otros perfiles y son agresores también. Y lo mismo pasa con las víctimas, también se pensaba que los acosados eran de un determinado perfil y sin embargo las personas que sufren el acoso pueden tener también perfiles también muy distintos. Ahora bien, lo que si que es cierto que caracteriza a los agresores es la falta de empatía, también tienen muy pocas habilidades emocionales, eso sí que los define".

¿Crees que se están tomando suficientes medidas por parte de las instituciones para frenar este fenómeno?

"Creo que están sensibilizadas, pero si que es verdad que toda la ayuda que pueda venir tiene que seguir buscándose, porque estamos hablando de niños y niñas que sufren y estamos hablando de niños y niñas que están adoptando unas conductas que son inadecuadas y esos niños y niñas serán los ciudadanos que construyan nuestra sociedad. Entonces lo que es necesario es educar tanto a los que sufren el acoso, a los que lo ejercen y a los observadores, porque el acoso escolar es algo que no solo afecta a los dos principales protagonistas sino a todo el grupo y a todo el colectivo".

¿Los observadores son acosadores pasivos?

"Dentro de los observadores o los que son testigos de la situación de acoso, también  hay de muchísimos tipos, porque están, los que no ejercen pero digamos, “le ríen la gracia” al que hace la actitud agresiva, con lo cual favorece que se siga perpetuando, también están los que cuando detectan una situación de este tipo se posicionan a favor de la víctima, entonces se genera un refuerzo sobre la misma porque despiertan la compasión, la ayuda, la generosidad, etc, y después están los que no hacen nada, los que dicen “esto no va conmigo”, quizás esto ocurre por miedo a que por meterse acaben sufriendo ellos el acoso. Entonces realmente se da una situación muy compleja en la que todos necesitan ayuda, porque el acoso escolar hace daño a todas las partes".

¿Y que consejos les darías a unos padres cuyo hijo es víctima de acoso escolar?

"Principalmente yo les diría dos cosas: la primera es que es esencial que haya comunicación, pero no exclusivamente cuando se detecta la situación de acoso sino en el proceso educativo, para que cuando haya cualquier tipo de dificultad los hijos y las hijas tengan la confianza y la seguridad de poder contarla, porque sino se cuenta no podemos ayudar. Y por otro lado, tienen que tener empatía, porque ocurre muchas veces que padres y madres, cuando se enteran de que su hijo ha sido agredido pues le pueden dar una serie de recomendaciones como “dale tú, no te dejes hacer eso...”  y hay que ponerse en la piel de la persona que está sufriendo el acoso, porque no siempre sabe responder, no siempre puede responder y no siempre quiere responder".

En base a esto, ¿qué le dirías a los padres de los acosadores?

"También necesitan muchísima ayuda. No es una noticia agradable que te digan que tu hijo o tu hija está ejerciendo ese tipo de conducta y no siempre es bien recibido, obviamente. Pero hay que pensar que estamos hablando de niños y niñas que están en proceso de educación y de aprendizaje, por lo tanto, lo que es esencial es educarlos. Entonces hay que ver estas situaciones, por muy desagradables que sean, como oportunidades de mejora".

¿A que edad es más común la práctica del bullying?

"Realmente ocurre a muchísimas edades, pero sí que es verdad que los estudios revelan que los grupos de más riesgo suelen ser los de quinto o sexto de primaria o primero y segundo de la ESO. Por lo tanto, estamos hablando de edades entre diez, trece o catorce años aproximadamente, pero es cierto que puede haber antes o después".

¿Qué consecuencias psicológicas puede haber sobre aquellos que sufren el acoso?

"Hay niños y niñas que han superado el acoso escolar y que son capaces de aprender realmente de esa experiencia, pero sí que suele causar mucho daño, afectando a la empatía y desencadenando episodios de tristeza, depresión…"

Puedes ver el vídeo de la entrevista haciendo clic aquí.

Entrevista en Canarias Radio La Autonómica 

 

Roberto Henríquez, jefe de eventos de '¿Y si fueras tú?', fue entrevistado en el programa 'Días de Radio'. Habló sobre el evento que se llevará a cabo en el Aula de Cine de la ULL y explicó todo lo que hacemos en nuestra campaña.

Puedes escuchar la entrevista completa haciendo clic aquí.

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Entrevista 

Ángela Rita Martín

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Ángela Rita Martín Caballero es licenciada en Filosofía, Psicología y Ciencias de la Educación por la Universidad de La Laguna. Asimismo, cuenta con un máster universitario en Drogodependencias y un título de Psicóloga Especialista en Psicología Clínica.

En 2017 impartió un curso formativo sobre bullying en consonancia con Silvia Pérez Rodríguez y María Del Pilar Martín Chaparro, y junto a esto, cuenta con una amplia experiencia en el ámbito del acoso escolar. Es por esto por lo que le hemos solicitado que comparta algunos de sus conocimientos con ¿Y si fueras tú?

 

¿Existe algún perfil concreto de víctima de bullying?

“Hoy en día es difícil determinarlo, pero antes sí había perfiles más definidos. El hecho, por ejemplo, de ser homosexual o tener ciertos comportamientos “diferentes” podía ser un motivo para sufrirlo. Hoy en día esto no está tan claro, pero sí es cierto que hay una serie de características que pueden hacer a unos niños más vulnerables de recibir acoso por parte de otros compañeros, teniendo siempre en cuenta que cuando hablamos de bullying nos referimos al acoso ejercido dentro del entorno escolar, entre iguales y continuado en el tiempo”.

¿Y de acosador?

“Hablamos de lo mismo. Cualquier niño se puede convertir en acosador. Aunque más que un perfil, si hay niños bajo unos determinados factores educativos o familiares que pueden precipitar el hecho de que sea acosador. Pero esto no es una regla, ya que nos hemos encontrado incluso con niños que primero fueron víctimas y luego se convirtieron en acosadores. Por ello hay que actuar con cada persona de forma individual”.

¿Considera que desde los centros educativos se está haciendo lo suficiente por frenar el bullying?

“A la comunidad educativa todavía le falta mucha conciencia sobre lo que es y lo que supone para la víctima. Y también para otro sujeto que no se suele contemplar: los observadores, es decir, todos esos testigos que lo que hacen es alimentar el miedo y no defienden o apoyan al acosado. Creo, por tanto, que cada día hay más conciencia, pero aún nos encontramos con comentarios como “Son cosas de niños”, “Eso lo deben arreglar los niños”, “Seguro que se te pasa”…, cuando ante la más mínima señal hay que actuar. Porque normalmente cuando se detecta el acoso, ya lleva un tiempo produciéndose y haciendo un daño continuo, hasta llegar a casos donde las consecuencias son devastadoras”.

Y por parte del entorno familiar, ¿qué se puede hacer para prevenir estas situaciones?

“Al más mínimo síntoma de cambio en el niño hay que actuar. Cuando una persona de repente busca muchos motivos o excusas para no acudir a clase cuando antes disfrutaba yendo, algo ocurre. No sabemos de primeras si es una situación de violencia en el entorno escolar, pero debemos estar atentos y ver qué es lo que pasa. Y a partir de aquí hay varios pasos: primero hablar con el niño y si de ellos no sale dar la información (ya que muchos temen que así empeoren las cosas), pasar a sus amigos y posteriormente al profesorado. Repito que puede que no estemos ante un caso de bullying, pero si ocurre lo contrario, es mejor saberlo y frenarlo desde los primeros síntomas”.

¿Los casos de acoso escolar se dan solo en colegios o también en institutos?

“Siempre que sea en un entorno escolar podemos hablar de bullying. Sabemos por los estudios recientes que la franja de edad donde más víctimas se han encontrado es entre sexto de Primaria y primero y segundo de la ESO. Sin embargo, estos cursos cada vez se adelantan más, haciendo que hayamos encontrado casos en niños de cuarto de Primaria”.

¿Desde qué acción podemos empezar a hablar de acoso escolar?

“Todas cuentan. Cualquier cosa que se haga, como hacer burla a un niño porque lleve gafas, aparatos, vista diferente…, por simple que sea, que pueda hacer sentir humillada a la persona en cuestión, es bullying. Lo que ocurre es que a veces los niños le quitan importancia pensando que esas “bromas” no hacen daño, ya que aún no tienen la capacidad empática del todo desarrollada, es decir, no son del todo capaces de ponerse en el lugar del otro. Por ello, estas cuestiones que se tratan como “juegos”, pueden ser a la larga muy peligrosas, porque lo que se está haciendo es ejerciendo la violencia”.

Entrando en datos constatados, según un informe de la ONG española Bullying sin fronteras, entre 2016 y 2018 han aumentado los casos de bullying en un 20 %. ¿Este aumento se debe a que hay más acoso escolar o a que ahora estamos más concienciados y calificamos como tal lo que antes no?

“Es difícil responder a esta pregunta, porque probablemente antes no se tomaba en serio, pero aun así, muchos niños sufrían situaciones de acoso. Lo que ocurre es que seguramente en estos episodios no se llegaba a consecuencias tan graves como las que estamos viendo ahora. Contestando a tu pregunta, creo que hay parte de las dos opciones. Hay niños que han mejorado la comunicación con sus padres y profesores, por lo que denuncian estos hechos. Sin embargo, considero que hay un gran número de personas que sufren violencia y hasta que la situación no se hace intolerable no dicen nada. También influye que actualmente vivimos en una sociedad donde todo se comparte (Instagram, Twitter, WhatsApp…), y muchos niños usan esto de forma dañina contra otros. Por ello, gracias a la aparición de las redes sociales, este crecimiento que mencionas se está dando sobre todo en este contexto que se nos escapa de las manos, ya que es muy difícil controlar todo lo que se publica”.

Según datos ofrecidos por las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, Canarias se sitúa como la cuarta comunidad autónoma española con más casos de bullying. ¿Qué le gustaría comentar acerca de esto?

“Que haya tantos casos indica dos cosas. Hay un punto positivo a pesar de que seamos la cuarta y es que queda patente que tenemos conciencia, se denuncia y no se dejan pasar las situaciones de violencia, como ha estado ocurriendo mucho tiempo. Pero me preocupa el hecho de que tengamos un número tan alto de situaciones de acoso cuando no debería haber ninguna. Para frenar esto las pautas educativas son fundamentales, controlar lo que ocurre en el entorno académico y, sobre todo, la comunicación eficaz entre la familia y el entorno educativo, ya que sabemos que en aquellos colegios donde los padres se implican, se reducen este tipo de situaciones”.

Respecto a todo este tema, hay mucha gente que no se explica que niños tan jóvenes puedan tener este nivel de maldad. ¿Considera que el ser humano es malo por naturaleza?

“No, no es malo por naturaleza. Hay una forma de evolucionar y, al fin y al cabo, compartimos con los animales ciertos comportamientos que vienen dados por las emociones básicas. Cuando estas emociones no están bien reguladas porque no se enseña a hacerlo, probablemente acabemos teniendo actitudes totalmente equivocadas. Es por esto por lo que los niños a los que no se les ponen ciertos límites, normas, o no se les enseña a gestionar la frustración o el enfado, muy difícilmente socializarán de forma correcta cuando son escolarizados.

En base a esto, quiero destacar que en Canarias tenemos iniciativas muy interesantes que proponen trabajar desde edades muy tempranas todo lo que tiene que ver con la gestión de las emociones. Porque cuando enseñamos a los niños a entender y afrontar sus emociones, no tienen la necesidad de atacar a sus iguales. Un ejemplo de esto es que en muchos casos con los que he trabajado, detrás de un paciente agresivo o que ha ejercido la violencia en determinado momento, hay mucha tristeza. Por eso no debemos confundir este sentimiento con la maldad que tú mencionas, ya que, aunque no se da en todos los casos, en muchos se esconde un sufrimiento que la persona no ha sabido resolver de una forma adecuada, con lo cual ejerce violencia para defenderse de un daño interior que tiene. Por esto, retomando los perfiles por los que me preguntabas al principio, en algunas ocasiones, detrás de un niño que ejerce acoso puede que encontremos un niño triste que no encuentra otra forma de defenderse de sí mismo”.

¿Cree que se podría erradicar del todo el bullying?

“Sí, pero habría que concienciar mucho más sobre lo que significa y educar sobre las emociones. Para esto es necesario desarrollar competencias sociales (empatía) y enseñar los límites: dónde acaban tus derechos y empiezan mis libertades. Es verdad que habrá casos que obviamente no entrarán por esta vía, pero en general, funciona. Si la víctima se siente arropada, será capaz de afrontar el problema”.

Entrevista

Antonio Rodríguez Hernández

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Antonio Rodríguez Hernández es profesor titular de Psicología de la Educación en la Universidad de La Laguna y un experto en la temática del acoso escolar. Su dilatada experiencia en el estudio de esta problemática en los centros de las Islas nos ofrece, a través de las preguntas planteadas en la entrevista un boceto de lo que sucede a nivel psicológico con la víctima, el acosador y los espectadores de esta situación en las aulas. Además, desentraña los problemas asociados a la detección del bullying.

 

¿Qué factores entran en juego en un caso de acoso? ¿Por qué el acosador decide acosar?

"La problemática del acoso no se puede analizar desde una perspectiva exclusivamente individual. Si bien es cierto que la situación se precipita cuando hay una persona que quiere ejercer un daño de manera sistemática sobre otra, ejerciendo un poder sobre ella física y psicológicamente, lo más adecuado es analizarlo desde un punto de vista interactivo.

 

Para que haya acoso tiene que haber un acosador, pero también una víctima que se someta, un contexto proclive para que ese hostigamiento se efectúe y unos espectadores, que siendo conscientes de lo que está sucediendo, no lo denuncian.

 

Hay muchos factores que intervienen en un caso de acoso. Un gran porcentaje de los acosadores fueron acosados en el pasado, por lo que esto precipita que asuman este rol en la que sus acciones son reproducir los modelos a los que fue sometido con anterioridad o que en su contexto de socialización ha percibido como normalizados".

 

¿Cuál es el perfil que presentan los acosadores, las víctimas y los espectadores?

"Cuando hablamos de acoso hablamos del “triángulo del acoso”. Por un lado, está el acosador, el segundo vértice es la víctima y la tercera punta es el espectador.

 

Existen varios tipos de acosadores. Está el acosador activo, que es el que ejerce directamente el acoso. El perfil indirecto, que es el que instiga y maneja los hilos desde la sombra para que otros ejerzan acoso sobre sus compañeros y el pasivo, que es el que se deja llevar por la manada y entra también a ejercer el daño, no siendo él el precipitador de la situación.

 

Realmente cualquier persona es susceptible de ser la diana de un acosador. Los sujetos más susceptibles son aquellos que evidencian algún tipo de vulnerabilidad, que suelen ser percibidos en su entorno como frágiles o que poseen algún elemento diferencial del resto. La baja popularidad, chicos con algún tipo de discapacidad o de factor diferencial de índole cultural o estético, un déficit de asertividad, niños con baja autoconfianza e inseguros, tendentes a buscar la aprobación social… todo ese tipo de sujetos que manifiesten no tener un soporte personal o social lo suficientemente consolidado como para afrontar y enfrentarse al acosador son más susceptibles

 

Por otro lado, en los estudios cada vez se toma más en consideración al espectador, pues si hubiera una cultura o un contexto que neutralizase el vector del acoso, quizás muchos acosadores disuadieran en su afán de ejercer poder en otra persona.

 

El perfil que aparece en el espectador suele ser de miedo de ser él o ella quien pase a ser la próxima víctima. Piensan que, si no denuncian, el acosador no se meterá con ellos, por lo que tienen un alto grado de complicidad.

Sin embargo, hay otro tipo de espectador que ve eso como un espectáculo. Sobre todo, ahora con las redes sociales, se utiliza como un acontecimiento que se puede difundir y por ello se convierte en un testigo activo de la situación, pero sin llegar a efectuar una denuncia o a entender que hay un comportamiento negativo por parte del acosador".

 

“Las islas son pioneras referentes a nivel nacional y europeo por este afán de promover la competencia emocional en nuestros escolares”​

 

El acoso se tiene que dar en un clima proclive a él, pero ¿el sistema educativo fomenta eso con el declive de asignaturas que fomenten valores?

"No creo que se pueda atribuir estos casos a un déficit en la enseñanza de valores. Al fin y al cabo, ese tipo de valores deben ser considerados más allá de que estén explícitos en una determinada asignatura".

 

El tema de la violencia entre iguales no es algo asociado a la educación en valores, está más bien vinculado a la convivencia y esa convivencia se da cualquier ámbito de la escuela. No deberíamos esperar a que haya un contexto curricular. En cualquier caso, en Canarias tenemos una asignatura específica donde se trabaja además el problema de fondo, que es Educación Emocional y para la Creatividad. No solo es un tema de valores, de tener claro una serie de convicciones. Es además un problema de índole emocional. Estar en ese triangulo supone un déficit de competencias emocionales y esta asignatura pretende fomentar una correcta gestión emocional por parte de los niños, ya que cuando estos identifican qué les ocurre, se responsabilizan de esas emociones y estamos vacunándolos contra la posibilidad de ostentar posiciones de acoso en el futuro.

 

Entonces, ¿considera necesaria la impartición de esta asignatura en el resto de las aulas españolas?

 

"En Canarias está implantada esta asignatura de primero a cuarto de primaria. Nos queda todavía quinto y sexto, así como secundaria. Hay un largo camino que recorrer, sobre todo en secundaria que es el nivel donde detectamos un mayor grado de incidencia y de prevalencia de este tipo de casos, dado que es en esa etapa preadolescente donde muchas de esas incompetencias emocionales se manifiestan de forma más virulenta.

 

Y sí, considero necesario exportar esta iniciativa. Las islas son pioneras en llevar a cabo esta iniciativa y por ello estamos siendo observados y siendo referentes a nivel nacional y europeo por este afán de promover la competencia emocional en nuestros escolares. Esta asignatura podría abordar de manera preventiva no solo el acoso, sino también el fracaso y el abandono escolar".

“Nuestro profesorado actual no está formado para las nuevas problemáticas que se están experimentando”

¿Los profesores están lo suficientemente formados para afrontar las situaciones de acoso?

"Los profesores están sensibilizados ante esta lacra, pero quizás les falta que les posibilitemos el acceso a herramientas y a criterios.

 

La Consejería de Educación se ha esforzado para trabajar el tema del acoso escolar dentro del marco de la convivencia. Han propiciado jornadas formativas, protocolos, recursos, asesoramiento…pero no lo suficiente, porque nuestro profesorado actual no está formado para las nuevas problemáticas que se están experimentando.

 

La generación de hoy en día está muy atravesada por las nuevas tecnologías de la comunicación, donde lo inmediato prevalece, donde no hay tiempo para reflexionar, para metabolizar la realidad y en la que cada vez hay nuevos cambios que enfrentar. El profesorado está experimentado una situación sin igual respecto a épocas anteriores y probablemente esté abordándola con las mismas herramientas que se le enseñaron durante la época de formación. Viven con la tragedia de que la realidad va por delante de ellos y que no tienen métodos para gestionar esa complejidad que implica el proceso de formación de una persona en el contexto actual".

 

¿Los centros canarios cuentan con suficiente personal para afrontar estos casos?

"No. Nunca es suficiente y más en estos casos. Lo mínimo que habría que tener es un orientador por centro, pero ahora mismo en muchos centros de primaria no tienen orientador propio. Hay uno por cada tres o cuatro centros. Los institutos si tienen uno propio, pero están más desbordados por trámites administrativos que por atender este tipo de situaciones. Con este limitado número de profesionales es inviable que se pueda abordar esta problemática.

 

Y no es que haga faltan solo orientadores, sino también trabajadores sociales, personal formado específicamente en este tema. Lo que no se puede es creer que solo el maestro puede encarar esa complejidad, pues ni esta formado ni tiene el margen de espacio suficiente para ir más allá de sus 20 o 25 alumnos en clase.

 

El profesorado puede detectar un caso de acoso y eso es una función fundamental que se debería de tener más en cuenta. El maestro puede tratar de manera preventiva el acoso, ya que podría localizar quienes son aquellos niños más vulnerables o tendentes para interactuar en clave de violencia, pero ir más allá de eso a veces es inabarcable. Sobre todo, cuando el caso ya se ha acentuado y se requiere un tratamiento más especializado por orientadores o psicólogos. Y digo psicólogos porque hay veces en las que el acoso está sustentado en sujetos donde su comportamiento es patológico".

 

“Las campañas de sensibilización son necesarias para que el entorno sea consciente de que no podemos ser cómplices”

 

¿En qué consiste el trabajo de los psicólogos en la intervención de estos casos?

"Personalmente, no he trabajado con niños que hay sufrido acoso. Yo más bien lo estudio, lo analizo. Sin embargo, las pautas que se establecen en relación con el trabajo con estos chicos es que el abordaje sea integral.

 

No podemos abordar la intervención solo en el ámbito de la víctima, aunque es verdad que es el primero que debe de ser protegido porque está siendo la parte más frágil del proceso. Nosotros tenemos que evitar que se siga dando y, por tanto, tiene que haber un elemento de separación, de rotura de ese vínculo entre la víctima y el acosador.

 

En un trabajo efectivo sobre el acoso hay que trabajar también con el acosador, pues puede que él también esté acosando a más personas o puede buscar a más personas para someterlas. Y también habría que trabajar con los espectadores. Tienen que ser factores clave para que sirvan de elementos de choque contra la posibilidad de que se sigan desarrollando esos comportamientos.

 

Con respecto a la víctima, el primer abordaje es paliativo, es decir, esa persona está herida emocionalmente, por lo que hay que trabajar esas emociones desde su propia conciencia. La víctima tiene que enfrentarse al dolor que conlleva el conjunto de emociones desadaptativas que han provocado el hecho de haber sido acosado y que han ido cargando su propia experiencia de daño emocional.

 

El problema es que esa conciencia es dolorosa y por ello la aproximación tiene que ser progresiva. Cuando la víctima ya asume el daño que se le ha provocado hay que empezar a curar y a darle herramientas para que de alguna manera transforme todas esas emociones para que las afronte de una forma mucho más adaptativa, darle un soporte de seguridad en sí mismo, empoderarlo para que él entienda que es merecedor de algo más que un maltrato.

 

Además, tendrá que desarrollar la capacidad de defender sus propios derechos, porque quien ha sido objeto de acoso tienen un alto porcentaje de probabilidad de volver a serlo si él mismo no asume que tienen que ser el primer defensor de su propia integridad e identidad personal. El proceso lleva un trabajo de orden terapéutico muy importante que incluye a él y a su familia".

 

¿Y cómo puede ver la familia o el profesor que el niño está sufriendo acoso?

"El problema es que el acoso es invisible. Es decir, el acosador no quiere que la víctima sea visible y la víctima no quiere que se sepa que él es víctima y los espectadores están ahí como meros testigos cómplices, entonces esa invisibilidad colectiva hace que se prolongue en el tiempo la posibilidad de detectar el acoso de forma inmediata. Normalmente cuando se detecta ya es muy tarde, el daño está hecho.

 

Los estudios señalan indicadores, pero hay que tomarlos con mucha precaución porque igual que puede haber un trastorno somático por el hecho de ser acosado también puede ser porque tiene estrés por un examen o porque ha fracasado en una prueba. Los cambios de humor, cambios en las pautas de comportamiento, alteración del apetito o del sueño… todo ese tipo de indicadores no son exclusivos del acoso, pues están muy generalizados a situaciones estresantes.

 

Para detectar el acoso hay que ir más allá de los síntomas que están resonando en la víctima y eso implica necesariamente abrirse a la confianza de que el niño pueda expresarse, ya que suelen tener mucha resistencia a contar lo que está pasando ya que se genera un pacto de silencio hacia sí mismo e implícito al agresor que impide visibilizar claramente la problemática. Lo principal es que en la familia y en la clase haya una confianza para que los chicos puedan hablar. Si los padres no son personas abiertas a la posibilidad de hablar de a intimidad o con la intimidad de su hijo eso provoca que el niño viva en total soledad y oscuridad el acoso.

 

Las campañas de sensibilización son necesarias para que el entorno sea consciente de que no podemos ser cómplices de que en la clase haya compañeros que estén pasando por esta situación".

“La personalidad es una expresión de la huella emocional que han dejado los otros en ti y si esa huella es más una herida eso va a tener consecuencias negativas en ella”

 

Se afirma que el acoso no es un hecho puntual, sino que es un proceso continuado en el tiempo. ¿Qué secuelas puede dejar en la víctima este hostigamiento continuo?

"Toda violencia que se ejerce por un igual va a causar un daño tanto de orden físico como psicológico.

 

El daño es principalmente emocional, la herida se te produce en el “corazón emocional”. Cuando uno analiza cómo se ha construido como persona nos damos cuenta de que aquellos acontecimientos que más nos han marcado en nuestra manera de ser son aquellos que tienen fundamentalmente una carga emocional. Cuando esa carga emocional ha provocado una fractura en tu corazón, eso después tienen una repercusión muy directa en la personalidad que desarrollas.

 

La personalidad es una expresión de la huella emocional que han dejado los otros en ti y si esa huella es más una herida eso va a tener consecuencias negativas en ella. De hecho, cuanto más temprana es esa huella, más duradera es y tiene un efecto directo en la incapacidad para gestionar el conjunto de experiencias emocionales que se sufre".

 

Desde la perspectiva del acosador, ¿cuáles son las herramientas que utiliza para ejercer violencia psicológica?

"El perfil del acosador que ejerce violencia psicológica corresponde con el acosador inteligente, que es el que descarga su ira directamente sobre la víctima y que normalmente no es más que la traducción de esa frustración contenida que, ante la posibilidad de tener acceso sobre una víctima, vuelca sobre ella.

 

Donde se dan índices de manipulación, de daño psicológico progresivo y sofisticado son en esos perfiles más sociopáticos o psicopáticos, en donde ya el acosador planifica, establece oportunidades de acosar, busca la manera más incidente de hacer daño a personas partiendo de sus peculiaridades e idiosincrasia, de manipulación a su entorno para que de alguna manera amplifique el daño que está ejerciendo, donde además hay una elaboración justificada y argumentada, donde hay un disfrute por parte del acosador, una recreación personal en el ejercicio del ensañamiento y del poder que ejerce sobre la otra persona".

 

Ahora con el auge de las redes sociales ha surgido el ciber acoso, en donde el acoso ya no es puntual, sino continuo ¿en qué medida empeoran las secuelas en la víctima?

"Las redes sociales amplifican muchísimo el acoso, no solo por el lugar, que ya de por si en internet es ilocalizable, sino que también se puede dar en cualquier momento.

 

El daño que se provoca a través de la red es psicológico y puede ser amplificado por el hecho de te sientas acosado no solo por el agresor, sino también por el hecho de saber que nadie te ayuda a poder superarlo.

 

Transmitir bulos, falsas realidades, mentiras o mensajes que van en relación con desprestigiar a la propia persona, saber que en cualquier momento eres susceptible de que eso ocurra y no conocer hasta dónde se está propagando esa divulgación de lo que te están ejerciendo es mucho más dañino para la víctima.

 

A veces con el daño físico el dolor y la devaluación de la autoestima se limita a ese entorno, pero el hecho de que insinúen cosas acerca de uno y que todo ello esté en la red circulando hace que la huella permanezca en el tiempo y se vaya amplificando hasta el punto de quedar sepultado por la vergüenza, la culpa, el miedo… son emociones tan destructivas que pueden llegar, en casos puntuales, a desenlaces como el suicidio".

 

Desde el Ayuntamiento de La Laguna se sacó hace años el proyecto “Que quede entre amigos”, en la que se estableció la dinámica de alumnos mediadores en los centros de secundaria para que gente de cursos superiores ayuden a chicos de niveles inferiores en diversas problemáticas. ¿Es esto un refuerzo positivo en la lucha contra el acoso?

"Es muy importante, porque esa mediación horizontal tiene un alto grado de eficacia por su mayor accesibilidad a la situaciones de acoso.

 

Tanto por parte de la víctima, que ve un igual al que puede acceder para compartir algo que con un adulto le resultaría más difícil transmitir, como del punto del vista del acosador, porque tiene un igual que es referente, un modelo alternativo de relación a la que puede acceder. Y fundamentalmente para los espectadores. El mediador es un modelo para que estos asuman un papel protagonista en no ser cómplices del acoso que se ejerce.

 

Tomar el papel de mediador neutralizaba las propias tendencias a ejercer daño contra otras personas. Aquellos niños más necesitados para afrontar la mejora de esas tendencias de violencia en la interacción entre iguales eran los que más se beneficiaban de poder asumir el rol de mediador porque esa mediación horizontal lleva consigo un trabajo con ellos para que puedan desempeñar ese papel, con lo cual trabajas de manera mucho más profunda y, por ende, el profesor extiende el campo de actuación más allá del límite de conexión que tiene con su alumnado".

Puedes ver el vídeo de la entrevista haciendo clic aquí.

¿Y si fueras tú? organiza un taller en el Maximiliano Gil

Miembros de '¿Y si fueras tú?' visitaron el pasado viernes 17 de mayo el CEIP Maximiliano Gil, situado en el municipio tinerfeño de Tacoronte.

 

Estuvieron acompañados por dos psicólogas integrantes de la Asociación Canaria No al Acoso Escolar (ACANAE): Alba Andreu y Alba Pérez. Realizaron un taller con alumnado de cuarto curso de primaria.

Nuria Suárez publicó una crónica en Periodismo ULL sobre el acto. Para leerla, haz clic aquí.

Maximiliano

Entrevista

Zenobia

Meneses Perdomo

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Zenobia Meneses Perdomo, psicóloga y directora del centro IES Ofra, nos concedió una entrevista el pasado miércoles 24 de abril. Con ayuda de su amplia experiencia laboral, argumentó cada respuesta con el apoyo de ejemplos que ha vivido durante tantos años en la docencia. Esta entrevista ayuda a comprender la visión del profesorado y la dirección frente a casos del acoso escolar, a la par que cuáles son algunas de las causas y consecuencias tanto como para el acosador como para la víctima. También explica cuál debe de ser el protocolo en estos casos, tanto de cara al centro como en el ambiente familiar.

 

Según El Confidencial, en 2017 España superó por primera vez las 1.000 víctimas denunciadas por acoso escolar en un año. Desde su experiencia, ¿cuáles cree que son las consecuencias a largo y corto plazo que de producen en las víctimas y los abusones? "Lo que he conocido según mi experiencia laboral en cuanto a consecuencias en la víctima es inseguridad, rechazo a la escuela, escaso rendimiento escolar y aislamiento. En algunos casos, llegan a tener reacciones violentas como mecanismo de defensa.

Ser un abusón también tiene sus consecuencias: si no se detecta con tiempo, acabará siendo una persona sin empatía y con escasa sensibilidad hacia el resto, lo que a la larga tendrá evidentes repercusiones. Puede que incluso con el tiempo sea de este sujeto del que abusen".

 

¿Qué medidas reales pueden hacer los docentes, y en su caso, los directores contra el acoso? "Nosotros normalmente intentamos estar alerta, aunque hay casos que inevitablemente se nos escapan. La mayoría de las veces sucede porque en ocasiones es muy difícil identificarlo, ya que, el acosado, por vergüenza o miedo a la reacción del acosador, no dice nada. Cuando lo detectamos, ya sea porque notamos algo raro en el alumno o nos lo comunican los padres o tutores, procuramos hablar con él.

Tuvimos un caso en el que lo sabíamos, pero la víctima se negaba rotundamente a hablar. Procuramos dialogar tanto con el abusado como con el acosador. Intentamos que este último tenga una reacción empática, porque por otro lado la Consejería tiene un protocolo frente a estos casos, que argumenta que no hay que hablar con los acosadores para así no culpabilizarlo. Sin embargo, cuando este no muestra compasión alguna hay que amenazarlo. Si no cambia, hay que intervenir casi judicialmente o comunicarle a la familia que llame al servicio de acoso escolar".

 

¿La familia del acosador, por regla general, suele colaborar?

"Normalmente se sorprenden de la actitud de su hijo, no piensa que pueda hacer ese tipo de cosas. Hay un caso específico que se repite: el acosador que fue acosado en su momento. Entonces, viene a otro centro y reproduce el esquema. Cuando se dan cuenta de forma propia que están reiterando lo que les hicieron, ellos mismos se sorprenden. Pero generalmente se suelen reconducir, es raro que no".

 

María Zebay y Antonio Casado, redactores del libro Todos contra el ‘bullying’, declararon que “hay que buscar el bienestar del niño acosado, y cambiarle de colegio si es necesario”. ¿Cree que la solución es cambiar a la víctima de centro, o, por el contrario, al acosador? ¿O a ambos? "Particularmente pienso que tiene que salir el acosador. Si no es así, lo estás premiando con la permanencia en el centro y estás castigando a la víctima. Esta tiene que tener todo el respaldo del colegio en todo momento".

 

En casos de la Primaria y la ESO, que abarca desde los 5 a los 16 años, ¿de dónde considera que surge esa maldad necesaria para acosar a una persona? "Creo que el ser humano es malo por naturaleza, y que la sociedad lo apacigua. Sé que es una brutalidad pensarlo de esta manera, pero es que sin concebir esto no entiendes como una persona puede hacer tales cosas. Incluso a veces disfrutan.

Hay muchos aspectos del acosador, es por ello por lo que la sociedad tiene que poner límites. Hay casos en los que los padres han pasado a ser autoritarios, como lo eran en mi generación, a ser los “super colegas de sus hijos”. No puedes ser el amigo de tu hijo, un educador tiene que poner límites, y el problema es que actualmente no lo hacen. Un acosador, normalmente, cree que tiene independencia para hacer lo que quiera.

También es importante darnos cuenta de que estamos educando con la filosofía de “tú eres lo único importante”, lo que crea conductas que no favorecen la empatía. En España deberíamos de prestar más atención, teniendo en cuenta que hemos pasado de una dictadura en todos los sentidos: familiar, social, de educación… a una democracia, con todas las libertades que llega a tener, y no hemos sabido conjugarlas".

 

¿Diría que hay distintos perfiles de acosador? "Por supuesto: hay desde el que ha sufrido bullying y se convierte en acosador, porque le interesa ese tipo de poder, hasta el que no tiene ninguna empatía por nadie. Este último es el más difícil de tratar.

Asimismo, está el que se deja llevar por un amigo o un grupo y cuando se le pone la evidencia de que está acosando es cuando reacciona. Incluso están los que no reaccionan con las pruebas obvias. Cabe destacar que somos muy ligeros hablando del acoso. Hace tres años o cuatro, apareció mucho en prensa noticias de que un niño que dice dos veces tonto a otro ya está siendo acosado. Eso no es acoso, es algo mucho más complicado y que se alarga bastante en el tiempo".

 

¿Podría dar algún caso, desde su experiencia, que le haya impactado especialmente? "Se me viene a la cabeza el de una chica que sufrió acoso y acabó marchándose del centro. Era una persona con una timidez sorprendente, que llevó todo el proceso de bullying sola, sin comunicárselo a los padres siquiera. Para mí, eso fue un fracaso del centro, porque por más que nos dábamos cuenta de que algo pasaba, no conseguimos llegar a ella.

Hubo otro también, hace muchos años, de un chico que lo había sufrido y empezó a tener conductas violentas. Al acosador se le abrió un expediente porque las provocaciones eran sobrecogedoras. Hoy día, la víctima tiene una carrera y considera este su centro, porque venía acosado de otro y fue aquí donde intervenimos".

 

¿Focalizaría el problema del acosador, en su educación en casa o en las medidas del centro? ¿Qué medidas cree que deberían adoptar las familias y los colegios o institutos? "Creo que son todos, no se pueden focalizar en uno solo. Además, el acosador es muy raro que actúe solo por su cuenta, suele tener un séquito de gente que lo protege. A veces, porque si otra persona acosando se libra de que lo acosen a él, siempre hay un grupo que potencia esto mediante insultos.

Hay muchos tipos de acoso: el del insulto, el de la vía de las redes  sociales y el de ignorar. Este último se trata en aislar a la persona.

La familia de la víctima debe denunciar al centro y dar apoyo psicológico. Es imprescindible cerciorarse de que se lleva a cabo el proceso pertinente en el colegio o instituto. Este se debe asegurar de notar tener un cambio de actitud en el agresor, pues normalmente tampoco es feliz haciendo eso. Si este no cede, hay que proceder judicialmente".

 

En el caso del acosador sin empatía, ¿cree que puede cambiar a corto o largo plazo su conducta? "Es difícil que una persona que no es empática cambie. Estamos hablando de niños o adolescentes que pueden rozar un trastorno de psicopatología. En algunos casos, se podría deducir que hay un perfil sociópata, por lo que claramente haría falta intervención psicológica".

 

Y en otros casos, ¿cree en este cambio? "Por supuesto. Estamos hablando de gente joven, que se pueden reconducir. Lo complicado es cuando nos encontramos con la carencia de comprensión afectiva por otras personas".

 

¿Piensa que el bullying ha evolucionado con la sociedad, adaptándose, por ejemplo, a las redes sociales? "La gente ahora no tiene los mismos perfiles psicológicos que se tenían antiguamente. Antes, se tenía una obediencia ciega al profesorado y a la familia, a la par que una serie de temores que nos iban inculcando. Ahora, tenemos una mucho más permisiva.

Es raro decir esto y puede ser malinterpretado, pero ahora, la gente joven tiene una escasa resistencia a la frustración. No de forma innata, sino porque la educación los ha hecho así. Aunque toda la vida ha estado el alumno que ha machacado a otro, antes era diferente porque había una red protectora independientemente de los compañeros, y eso no se está dando ahora.

Encima, el tema de las redes es muy complejo. Se puede acabar con el prestigio de una persona a través de un mensaje o de una foto, por ejemplo, se emplean los grupos de whatsapp para burlarse de una persona y resulta imparable.

En cuanto a las redes sociales, en general, se extrapola el acoso. Antes se daba en el centro o en el barrio, ahora hay propensión a que se reproduzca el esquema del abuso, aunque la víctima se cambie de centro". 

 

Entonces, ¿considera que las redes sociales han hecho más daño que beneficio frente a este problema? ¿Somos más vulnerables? "Sí, mucho más daño. Como comenté, antes se limitaba al centro y al barrio, ahora trasciende. La persona lleva la lacra de haber sido acosado, y los motes y motivos de burla se divulgan, han traspasado fronteras".

 

¿Se podría decir que las medidas planteadas contra el acoso no están preparadas para las redes sociales? "Nosotros ahí no tenemos acceso. Por muchas charlas que preparemos de mano de policías, servicios sociales, docentes y profesionales contra el acoso en redes sociales, se sigue dando. A veces hay un tema del bullying en el barrio y se traspasa en el centro. Muchas veces los conflictos vienen de fuera y es más complicado intervenir".

Puedes ver el vídeo de la entrevista haciendo clic aquí.

Intervención en Radio

Nacional de España 

Nicolás Orozco, coordinador general de '¿Y si fueras tú?', fue entrevistado para una pieza de 'Archipiélago Noticias' el pasado 12 de mayo.

 

Contó un poco nuestros objetivos

con la campaña y qué es lo que hacemos como equipo.

Puedes escuchar el fragmento haciendo clic aquí.

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Entrevista en directo a Lorena Martín 

Sara Expósito y Alejandro Vázquez, integrantes de ¿Y si fueras tú?, entrevistaron en directo a Lorena Martín, presidenta de la Asociación Canaria No al Acoso Escolar (ACANAE).

 

El acto tuvo lugar el viernes 10 de mayo en el Salón de Actos de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación.

Laura Matías, miembro del gabinete de prensa de la campaña, realizó una crónica del evento para Periodismo ULL. Puedes consultarla haciendo clic aquí.

También puedes ver un fragmento de la entrevista en directo haciendo clic aquí.

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Lorena Martín, presidenta de ACANAE, acompañada por Sara Expósito y Alejandro Vázquez.

¿Y si fueras tú? visita los estudios de Mírame TV

Tres integrantes de '¿Y si fueras tú?' acudieron el jueves 9 de mayo, al Programa de Manuel Artiles, en Mírame TV.

Hablaron de la campaña de sensibilización que está llevando a cabo todo el grupo y trataron el tema del acoso escolar junto al periodista, haciendo hincapié en que Canarias es una de las cuatro comunidades autónomas con más casos de acoso de toda España. 

¡Desde aquí queremos darle las gracias a todo el equipo del programa por habernos invitado!

Puedes ver la entrevista completa haciendo clic aquí.

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Nicolás Orozco, coordinador general de '¿Y si fueras tú?', junto a Dácil Palmero y Jacobo González, coordinadores de redes sociales. En el medio, Manuel Artiles, presentador del programa.

Entrevista

María Ferraz Dobarro

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María Ferraz Dobarro es diplomada en Trabajo Social y licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de La Laguna (ULL). Posee un máster oficial en Igualdad y Género y cuenta con un programa de Doctorado en Investigación Feminista y de Género. Desde 1989 tiene un amplio currículum formativo contando con más de un centenar de cursos, jornadas, congresos relacionados con la igualdad de oportunidades y violencia de género. Además, ha sido docente desde 1993 para diferentes organizaciones y entidades como la Consejería de Educación, Asociaciones de mujeres y otras ONG. 

 

Asimismo, cabe realzar que tiene publicaciones en la Revista Canaria de Trabajo Social, en el Libro de Comunicaciones Libres del VIII Congreso Estatal de Trabajo Social de Sevilla, en el Libro de las I Jornadas Intersectoriales de Trabajo Social, en la revista nº 76 del Consejo General de Colegios Oficiales de T.S.  el artículo “Trabajo Social y Convivencia Escolar: apuntes para una intervención eficaz”, en la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias (2007) “Los centros educativos ante la desprotección de la infancia y la adolescencia. Guía para la comunidad educativa”, entre otras.

 

Actualmente, es la secretaria de la Asociación Contramarea, de la que es socia fundadora.

 

El objetivo de tu artículo, como su nombre indica, es detectar, y solucionar el acoso escolar, pero ¿a quién va dirigido: padres, profesores, alumnos, víctimas…? “Está publicado en una revista especializada en Trabajo social y servicios sociales. Soy trabajadora social de la Consejería de Educación, y ese artículo fundamentalmente estaba enfocado a profesionales de ese ámbito. La revista solo va dirigida a profesionales de trabajo social que estén colegiadas o colegiados porque la edita el Consejo General de Trabajo Social en Madrid y este es un artículo académico, que pretendía hacer una reflexión sobre la convivencia escolar y el acoso”.

 

Con respecto a esto, ¿por qué sentiste la necesidad de escribirlo? “Porque llevo más de 22 años trabajando en el sistema educativo, en un equipo de orientación, y detectamos diferentes situaciones y escenarios de dificultades de convivencia, básicamente porque no todo es acoso escolar. Hay que matizar y delimitar muy bien lo que es el acoso de lo que no es. En los centros educativos normalmente encontramos dificultades de gestionar la convivencia e intentamos trabajar desde un modelo de convivencia en positivo, de forma no punitiva sino pedagógica y educativa que centre al alumnado en competencias sociales y afectivas”.

 

¿Cree que la comunidad educativa en Canarias necesita más Trabajadores Sociales en el ámbito educativo para que su intervención sea más eficaz? “Por supuesto, ahora mismo solo somos una/un profesional del Trabajo Social por cada Equipo de Orientación (salvo un par de equipos que tienen dos. Atendemos una media de 20 o 25 centros en cada zona, y con esa ratio no podemos incidir con una intervención profunda y con un seguimiento de intervenciones sociales de calidad. Se necesita como mínimo una trabajadora o trabajador social más por cada equipo de orientación. Estos están zonificados, es decir, hay unas zonas de orientación por las distintas islas, y luego, hay cuatro equipos específicos que tienen carácter provincial y atienden determinadas discapacidades: motóricas, auditivas, visuales y trastornos del espectro del autismo, pero salvo esas discapacidades concretas nombradas, todo lo demás se atiende desde la zona.

 

Según su formación, ¿qué señales nos hacen sospechar que existe acoso escolar? “Para que se produzca acoso se tienen que dar tres indicadores fundamentales, si no se dan no es acoso. Podemos hablar de conflictos, de disruptividad, es decir, las personas normalmente vivimos diferentes situaciones de conflictos durante la interacción humana y no tienen por qué ser acoso, lo que pasa es que se trata de un término que se ha puesto de moda y todo el mundo interpreta un conflicto como acoso. Para que lo sea se tienen que dar tres condiciones: la primera, que sea sistemático, se repita en el tiempo y se produzca en más de una situación conflictiva o de agresión; el segundo indicador es la intencionalidad, que el agresor tenga intención de dañar y el tercer indicador es la asimetría o desigualdad de poder, que a pesar de ser una agresión entre iguales hay un desequilibrio de poder. Alguien se cree superior frente a alguien que considera inferior. Si no se producen estos indicadores hablaríamos de otro tipo de conflictos”.

"Se debe trabajar la cultura del buen trato y el respeto por la diversidad”

¿Hay que intervenir en el entorno directo de la víctima o solo con ella? “Habría que intervenir en tres aspectos fundamentales, cuando hablamos de acoso escolar, hablamos de un triángulo compuesto por el agresor, la víctima y los espectadores. No solo hay dos personas, una que agrede y otra que es agredida; normalmente en el contexto escolar, hay un entorno que conoce esas agresiones y que asiste pasivamente a las mismas. O bien se alía con el agresor para reírse o machacar a la víctima, o bien, ignora la situación. Entonces, hay que trabajar con esos tres elementos: con el agresor y su contexto, víctima y su contexto, y espectadores y contexto familiar/social del entorno para que no se normalice la violencia y las agresiones. Se debe trabajar la cultura del buen trato y el respeto por la diversidad”. 

 

¿Qué consecuencias puede sufrir una persona que es acosada desde temprana edad? “Son múltiples y variadas, pero depende de un montón de factores, como por ejemplo la gravedad del tipo de acoso, la duración en el tiempo, entre otros. Pero en general, puede impactar desfavorablemente en su autoestima, ya que puede tener dificultades de aprendizaje escolar porque se bloquea y no quiere ir al colegio o al instituto, con lo cual entramos en la dinámica del absentismo y del fracaso escolar. Luego, está toda la parte de problemas emocionales: malestar, pesadillas, experimentación del trauma, de no querer vincularse o estar en contacto con esa persona… La situación más extrema, en casos muy reiterados y donde hay un silencio cómplice en el que no se cuenta y no se interviene, es el suicidio, donde la víctima se lo plantea y lo ejecuta. Pero, en general, existe una gradación de consecuencias en función del tipo, estrategias de afrontamiento, factores de protección, etc”.

 

¿Cuál cree que sería la clave para combatir el acoso escolar en los centros educativos? “Hay muchas, pero la clave es la cultura del buen trato, un entrenamiento sobre el respeto a la diversidad. Entender que todas las personas somos diferentes y que esto no presupone que seamos desiguales. La clave es un trabajo preventivo y continuado de entrenamiento al alumnado, junto su contexto, con un modelo de convivencia positiva y respetuosa. Es necesario que aprendan estrategias activas para resolver conflictos, que no normalicen la violencia, hay formas de hacerlo, por ejemplo, con el diálogo. Básicamente, los centros deben apostar por una política de tolerancia cero frente a la violencia y no minimizar el acoso. Esto no es una tontería, no es una cosa de niños, sino un problema muy grave y puede tener un impacto muy desfavorable en la vida de las criaturas. Y, luego se deben abordar las diferentes situaciones, pues está el ciberacoso, acoso por razones sexistas, homófobas, étnicas,… Hay que ir desmontando y desarticulando estos elementos con la cultura del buen trato”.

 

En caso de que el profesorado no actúe, ¿qué recursos tiene la familia para solucionar el problema? “La familia puede activar directamente un protocolo que tenemos en Canarias en contra del acoso escolar. Nuestra comunidad autónoma es una de las pioneras en el Estado español en desarrollar un proceso de actuación ante este tipo de situaciones. Está sistematizado y regulado, además, con una normativa específica. La Consejería de Educación tiene su propio Decreto de convivencia y hay un manual específico que es una guía contra el acoso en los centros educativos que define cómo actuar ante él. Si la familia percibe que el centro no actúa, puede activar el protocolo, hay un teléfono al que se puede llamar. Posteriormente, acude al centro un servicio especializado, neutral, que valora si realmente estamos ante un caso de bullying o no”.

 

Independientemente de las medidas legales que se puedan adoptar para impedir que el acoso continúe, ¿pueden los centros escolares establecer una serie de normas de conducta de obligado cumplimiento que frenen esta conducta de inmediato? “Tenemos que cumplir el decreto de convivencia. Es una normativa que tipifica y desarrolla toda una batería de medidas para abordar las acciones contrarias a la convivencia que van de leves, moderadas, graves, muy graves... Frente a eso, hay una serie de consecuencias, con lo cual, tiene que estar incorporado en las normas de organización y funcionamiento de cada centro, lo que llamamos el NOF. Cada centro es autónomo y puede establecer sus propias normas, pero encuadradas en el decreto de convivencia, pues es de obligado cumplimiento. Los colegios e institutos tienen que tener un protocolo, un plan de convivencia, una serie de medidas para saber cómo actuar ante el acoso escolar. Por imperativo legal, tiene que estar presente en todos los centros educativos de Canarias”.

 

"Es necesario desarticular el papel pasivo del espectador”

¿Debería existir un protocolo de actuación de prevención antes de que suceda el problema? “Claro, para eso están los planes de convivencia que comentaba anteriormente. Dentro están todas las medidas preventivas, de mejora de la convivencia, actuaciones en la línea de la promoción del buen trato, realizar actividades en las aulas que tengan una filosofía acorde a una convivencia positiva, con una cultura que respete la diversidad y con la práctica de los buenos tratos. Todas esas medidas previas se pueden llevar a cabo antes de que suceda el acoso, de hecho, tengo el ejemplo del colegio en el que trabajaba hasta hace muy poco. Era un centro de primaria en el que estábamos integrados en la red de igualdad, teníamos un proyecto de convivencia positiva con muchas actividades preventivas, hacíamos talleres de buenos tratos con cuarto, quinto y sexto de primaria, actividades globales con todo el cole, se facilitaban materiales para que el profesorado los aplicara en el aula donde trabajábamos distintas competencias socioafectivas, donde el alumnado reflexionaba a través de vídeos, etc. Algo práctico donde el alumnado vivía y experimentaba lo que era decirse cosas bonitas. Están más acostumbrados a relacionarse en términos malsonantes y a decirse palabras desagradables en lugar de reconocer lo positivo que tiene un compañero o una compañera de clase, por eso practicábamos actividades como “el círculo del buen trato”. Todo ello es la parte preventiva. También, se han hecho estudios de convivencia escolar, antes y después de aplicar medidas de prevención y la percepción que tiene el alumnado es de una satisfacción importante. Les gustan las actividades, demandan más y la convivencia mejora. De hecho, en los estudios e investigaciones que hemos hecho disminuye el número de partes de incidencia. Se observa empíricamente con datos cuantitativos concretos que es eficaz desarrollar una prevención antes que la intervención cuando ya ocurre un caso. Mejora el clima del centro, la convivencia y la percepción del alumnado. Creamos también un buzón contra el acoso, donde el alumnado podía contar los casos si no se atrevía a verbalizarlo. Luego, se investigaba y se actuaba”.

 

¿Esas medidas ayudarían a cambiar el rol en los acosadores y observadores para que estos dejen de pensar que son chivatos?  “Es uno de los temas que se trabaja, cuando alguien nos hace daño hay que contarlo, esto no significa ser un chivato, sino un valiente. Significa proteger y ayudar a la persona que lo está pasando mal, se trabaja mucho en esa cultura de romper el silencio y trasladar la idea de tolerancia cero frente a la violencia. Hacernos daño no es un juego, la violencia no es tolerable y se debe reforzar la parte de no hacernos daño”.

 

¿Estas tareas de prevención se vuelven más difíciles con la aparición de las redes sociales? “Ese es el gran caballo de batalla ahora mismo, sobre todo con el tema de ciberacoso. De todas formas, las redes son un medio a través del cual se hacen cosas positivas pero se magnifican también las negativas. Se puede hacer mucho daño a través de ellas. También hay un paso previo, si la persona acosa por las redes también lo puede hacer en la vida real. Hay que entrenar en el uso positivo de las redes sociales, un uso dirigido a construir relaciones bien tratantes. Se lleva a cabo el acoso porque las personas se ocultan tras la pantalla. Está habiendo muchísimo acoso a través de las redes sociales”.

 

¿Cómo cree que las familias pueden controlar a sus hijos, pero dejando la libertad necesaria para crecer en un mundo tan complicado? “Establecer canales de comunicación desde peques es fundamental. No se puede llegar a la adolescencia y ahí pretender establecer un control. Es un proceso que empieza desde antes de infantil. No podemos llegar a la adolescencia y preocuparnos porque nuestras hijas o hijos se hayan desmadrado. Hay que favorecer el diálogo y explicar por qué necesitan supervisar y saber con quiénes se relacionan para evitar casos de riesgo. Debemos hacer esto desde una filosofía de seguridad, protección, afecto y diálogo no desde el control punitivo, no desde ‘yo soy tu padre o madre y hago esto porque sí’”.

 

Por último, en la mayoría de los colegios de Finlandia se ha implantado el método ‘Kiva’, que se centra en potenciar la figura del testigo cómplice para que este pueda denunciar el caso del acoso escolar de manera anónima. ¿Cree que este sistema funcionaría en España, en este caso, en Canarias? “Hace relativamente poco, estuve en la formación específica de convivencia y acoso en la que nos contaron este método. Se está trabajando en la misma línea, podría funcionar perfectamente para crear esas alianzas necesarias. Es desarticular la complicidad de los espectadores y crear la participación activa del conjunto de la clase frente al acosador. Este se siente empoderado porque el resto es cómplice y le ríen las gracias, pero si desarticulamos a los espectadores y los aliamos a las víctimas, el acosador se queda solo y no le encuentra la gracia a acosar. Es necesario desarticular el papel pasivo del espectador”.

María Ferraz nos pudo brindar sus conocimientos sobre el acoso escolar el jueves 11 de abril a las 14:40 horas. La entrevista se realizó en su despacho, localizado en el módulo II de Trabajo Social.

Puedes ver el vídeo de la entrevista haciendo clic aquí.

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